Jesús de Nazareth tan sólo tuvo en la Tierra 33 años, sin embargo, una muerte joven no impidió que cambiara el mundo. Y no, no nos interesa profesar ni convencer a alguien de que lleguen al Señor por medio del cristianismo, lo que nos interesa es cómo su talante en la oratoria irrumpió la historia del mundo en dos.
Sin duda, como afirma Gandhi: “Considero a Jesús de Nazareth uno de los mayores maestros que han existido”. Podríamos hacer una lista interminable de los principales discursos que Jesús dio, de la ‘a’ a la ‘z’, del antiguo al nuevo testamento, miles de narraciones llenas de elocuencia, calma y sobre todo, creo lo más importante, la seguridad con la que el profeta hablaba.
"La persuación por medio del talante del orador introduce lo que la tradición retórica latina llama auctoritas, es decir: ’La opinión en que el orador está ante el público y la que trata de conseguir o asegurar en su discurso’". Jesús no sólo predicaba sus ideas, sino que hacía lo que decía, como por ejemplo cuando ayunaba. Este tipo de actos le hicieron crear su auctoritas, el pueblo logró aprender lo que él les mostraba, junto con lo que decía. Invitaba a orar, pero él también lo hacía.
Predicaba cosas que la gente creía antes absurdas, pero su posición de confianza, de seguridad ante el pueblo hicieron que le creyeran, él logró convencerlos.
Un ejemplo clave es cuando elige sus 12 apóstoles y logra enseñarles a profesar, a defender su punto por sobre todas las cosas, a manejar su confianza, su elocuencia. Les enseñó a manejar toda la parte de la retórica.
Un ejemplo clave es cuando elige sus 12 apóstoles y logra enseñarles a profesar, a defender su punto por sobre todas las cosas, a manejar su confianza, su elocuencia. Les enseñó a manejar toda la parte de la retórica.
Es necesario citar uno de sus discursos, en este caso sobre la mujer adúltera, que se encuentra en La Biblia y hace parte del evangelio de San Juan: “Jesús se fue al monte del Olivar, y al amanecer estaba de nuevo en el Templo. Todo el pueblo acudía a Él y Él sentado, les enseñaba. Le llevaron entonces los escribas y fariseos una mujer sorprendida en adulterio, y, poniéndola en medio, le dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. En la Ley, Moisés nos mandó apedrear a estas mujeres, Tú, ¿qué dices?” Decían esto para probarlo y tener de qué acusarlo. Pero Jesús, agachándose, se puso a escribir con el dedo en tierra. Como insistieron en preguntarle, se alzó y les dijo: “El que de vosotros no tenga pecado, tírele una piedra el primero”. Y agachándose otra vez, continuó escribiendo en la tierra. A estas palabras, ellos se fueron uno tras otro, comenzando por los más ancianos; y se quedó Jesús solo, con la mujer que estaba en medio. Entonces se alzó Jesús, y le dijo: “Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te condenó? Y ella contestó: “Ninguno, Señor”. Jesús le dijo “Tampoco yo te condeno. Vete y no peques más”. Enfrentamientos y persuasiones como estas son protagonistas en la vida pública de Jesús, este hombre hace cambiar las actitudes de personas. En ocasiones lograba persuadir a algunos, otras
veces los convencía por completo y hoy en día, en pleno siglo XXI, es crucial en la historia.
Toda comunicación tiene como meta convencer o persuadir a alguien de algo, ya sean tesis contrarias o recién planteadas. En otro ejercicio que se planteaba, estaba la siguiente frase: “La capacidad para persuadir sobre tesis contrarias es lo que hace de la retórica una actividad que concierne al poder”. El poder que Jesús se fue ganando con su elocuencia, hizo que cada vez fuera más fácil ‘profesar la fe’, tanto para él como para sus discípulos. De hecho cuando comenzó a predicar no había un público que lo escuchara, pues todos lo trataban de loco, de insolente, de hecho hasta el día de su muerte Pedro lo negó tres veces.
Luego de nacer partió la línea de tiempo en dos, antes de Cristo y después de Cristo, y este aspecto solo se le puede atribuir a alguien que en realidad movió el mundo con sus ideas. Actualmente, según un artículo de la BBC Mundo, La Iglesia Católica es la rama más extensa del cristianismo, y según cifras del Vaticano del año 2007, en el mundo hay 1.115 millones de católicos bautizados. A esta cifra le faltarían unos cuantos millones que la practican sin bautismo y las otras ramas.
Es gigante la repercusión histórica que Jesús alcanzó durante su vida y su influencia posterior, por ejemplo Jesús en el arte, Jesús en la literatura, y Jesús en el cine.
¿Qué sería de la fe cristiana sin un guía elocuente? Un Jesús sin la retórica, sin el arma para hablar ‘bonito’ y con propiedad, y sin la elocuencia para hablar claro y con coherente hubiese pasado por la historia sin gloria alguna. Es inimaginable un Jesús que no hiciese uso del discurso deliberativo, donde daba pautas de vistos buenos y errores, o que no hiciese uso del discurso epidíctico, nada de censuras y elogios.
Jesús de Nazareth, el jugador experto de la persuasión, del discurso grave y elegante, quedará por siempre como uno de los oradores más maravillosos a nivel mundial.
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